Poco tacto, la mantenida y el obvio

Parece que lo bizarro es moneda corriente en esta sociedad que, de descreída e indiferente, busca que lo “outsider” lo sorprenda, lo saque de la apatía y le arranque una sonrisa. No sea cosa que esta actitud, sea alimento de los monstruos.

07/10/2022 Por Lobo Estepario
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Esta será la única presentación, la excepcional autorreferencial que encontrarán en mis columnas. Soy un solitario, no porque descrea de la comunidad, sino porque así soy feliz. Me alejo de los humanos como me acerco a mi perro Urión. Pero como estoy dentro de una sociedad, hablo, opino, grito y, a veces susurro. Y esto es todo.

Tres hechos aparentemente aislados, pero todos con severas contradicciones, coronaron esta semana. “Cosas de locos” diría mi abuelita, y si no está errada, le pasa “raspando”.

Desubicado con poco tacto

En Mendoza, en uno de los hechos que cerraron por un rato la siempre presente “grieta”, todos, o casi todos, se pusieron de acuerdo para consensuar la reforma de la Suprema Corte de Justicia. Casi inédito. Pero los políticos son así. Segundos después, a un iluminado se le ocurrió, para homenajear al ahora eterno Marciano Cantero, darle el nombre a una calle. Y no eligió al Pasaje del Perro, ni a una plaza desconocida en algún departamento. No, a la avenida Juan Domingo Perón.

¿Quiso llamar la atención? ¿Quiso ser distinto? No, sólo quiso reabrir la grieta y  dar un golpe bajo, sabiendo que la respuesta sería inmediata, demodelora. Y confirma, que los políticos son así.

Que me mantengan

Las redes sociales son protagonistas de estos tiempos y  los medios de comunicación vienen detrás. Por una de ellas, una niña (o mujer)  con pelos “fucciados”, salió a los gritos (y llantos) a pedir que la mantengan “porque no me gusta trabajar” y que ella “está para otra cosa” sin especificar qué.

En realidad, querida niña o lo que sea, estás reflejando el sueño de todos nosotros, en una economía en donde casi todos somos pobres. Más allá de ser o no un acting, tu pedido deja abiertos insondables caminos que en épocas de cuestiones de género, no me atrevo a describir. Pero los innumerables “hilos” seguramente lo están haciendo. Seguro que puede aparecer algún o algunos “mecenas”, pero las consecuencias no quiero arriesgar a perdecirlas.

El obvio

El ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis, lanzó una frase o un título, que en otro contexto llenaría de alegría sin condicionamiento a todo el mundo. Pero, justo, el problema es el contexto. Querido Gabriel, decir que “en 2023 va a haber más obra pública que nunca” es una linda noticia. Pero el problema es el año. Porque justo en 2023, además de la promesa del ministro, “HAY ELECCIONES”. Y no puedo sacar de contexto ambas cosas.

Los funcionarios y políticos deberían usar mejor los eufemismos, las sutilezas, porque si no, pueden creer que la gente es “tonta”, que a falta de asado o polenta, come “sapos”. La “res pública” piensa mucho más profundo de lo que ustedes creen y generalmente lo hacen instantes antes de poner en una caja marrón, ese sobre blanco, que puede cambiar la historia. Subestimar, es un error que se paga caro.

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