Un crimen legal del que pocos se acuerdan: “No voy en avión, voy en tren”

La puesta en marcha de la esperanza de los mendocinos de contar nuevamente con un servicio de trenes a la gran Capital porteña, reavivó cuestiones entre nostálgicas, económicas y políticas. Detrás de todo, queda un asesinato en masa de pueblos ocurrido hace casi 30 años

08/12/2022 Lobo Estepario
tren a Mendoza

Perdón Charly por modificarte el título de una de tus canciones emblemáticas, pero quería homenajear al transporte de pasajeros más “humano” que puede existir. Ese que unía a todo el país con grandes, medianas o pequeñas trochas. Personalmente recuerdo el tren del “fin del Mundo” en Ushuaia, o la “Trochita” en la Patagonia, o “La Capillense” en Córdoba. Por supuesto que hay cien ejemplos más en la Argentina.

El tren es un servicio eminentemente social, es igualitario y no siempre deja ganancias. Incluso, en grandes países desarrollados, el Estado lo subsidia porque reconoce la misión que tiene: unir pueblos.

Pero en la década de los 90, se tomaron decisiones enmarcadas exclusivamente en determinar que el tren era un gasto inútil y se levantaron ramales por doquier sin medir consecuencias. Desafío al lector que recuerda esa época, a recorrer en la memoria, años después, cómo quedaron esos pueblos perdidos de la patria: eran fantasmas. Ante la falta de ese transporte los jóvenes se iban, y todo quedaba como Pueblo Blanco, ese mítico tema de Joan Manuel Serrat.

pueblo fantasme

Para los mendocinos, se abre una gran oportunidad de contar con servicio de trenes a Buenos Aires. No importa que tarde 24 horas o más, viajaremos disfrutando del paisaje, de pasar por decenas de pueblos de varias provincias y ver cómo la gente nos saluda. Como cuando éramos chicos y esperábamos ansiosos  el paso de la locomotora y sus vagones, y poder mover nuestras “manitas” en un saludo tan pasional como inocente.

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