El Secreto de sus Ojos: cuando la pasión marca la vida de Daniel Vila

No hay escena que más valoro de la película El Secreto de sus Ojos, como cuando el personaje de Guillermo Francella le enseña al de Ricardo Darín, que el hombre puede cambiar de trabajo, de ciudad, de muchas cosas, pero nunca de pasión. El regreso del titular del Grupo América a la “Lepra”, puede ser un ejemplo de eso

02/02/2023 Lobo Estepario
vila lepra

Daniel Vila no es una persona que pasa indiferente por la vida. Seguramente como tantos otros, despierta amores y odios, recelos y alientos, y eso también tiene que ver con la pasión.

Nacido y construida su imagen y su perfil empresarial en Mendoza, la vida y los años lo llevaron a la Gran Capital. Es que Dios sigue atendiendo en Buenos Aires y ahí se arman y desarman negocios, relaciones, poder.

Pero llega un momento en que algo mucho más valioso que todo eso, nos hace una señal de atención. No debo (ni puedo) meterme en las decisiones y los porqué de Vila, pero no estoy muy errado en afirmar que su regreso a Mendoza, no tiene relación con la pasión.

Empieza por regresar a su viejo amor, Independiente Rivadavia, el club de sus amores, con las ganas de llevarlo a Primera (o como ahora se llame), pero tampoco descartaría que su mirada apunte al predio de Manuel A. Sáez, allá en Las Heras. No dudo que en cada una de esas pasiones jugaron en los últimos tiempos algunas lágrimas. Las luces de Buenos Aires atraen, pero uno sabe donde late realmente el corazón.

Más allá de lo que significa Daniel Vila para los que no lo quieren, rescato al pasional, porque en algún momento debemos hacer que la calculadora pierda con el corazón.

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