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El acceso a la vivienda a través de créditos hipotecarios ha mejorado en los últimos meses, con un aumento de escrituras y el relanzamiento de líneas ajustadas por UVA por más de 20 bancos. Sin embargo, las operaciones concretadas aún no alcanzan las expectativas, debido a factores económicos y estructurales.
Para adquirir una vivienda de u$s100.000, los compradores deben contar con un ahorro previo de aproximadamente u$s25.000, más otros u$s10.000 en gastos asociados, elevando el desembolso inicial a unos $40 millones. Además, las cuotas mensuales varían entre $620.000 y $900.000, lo que exige ingresos mensuales superiores a los $2.100.000, dependiendo del banco.
El sistema hipotecario enfrenta demoras en la aprobación de créditos y falta de coordinación entre bancos, inmobiliarias y escribanías, lo que provoca retrasos de hasta 90 días y hace que muchas operaciones se caigan. También existen riesgos debido al desajuste cambiario, ya que los créditos son en pesos, pero los inmuebles se cotizan en dólares.
El principal desafío no es solo financiero, sino estructural. La falta de previsibilidad macroeconómica y de coordinación entre los actores del proceso dificulta el acceso al crédito. Para mejorar el sistema, se proponen medidas como la reactivación de ejecutivos de crédito en inmobiliarias y la creación de protocolos comunes entre bancos y escribanías.
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