
Con un aumento acumulado del 17,3% en el año, Mendoza sigue la tendencia nacional, con un alza en alimentos y vivienda.
En las últimas semanas, el dólar tuvo fuertes movimientos y eso comenzó a sentirse en las fábricas. Muchas empresas trabajan con insumos importados o dolarizados y, además, enfrentan aumentos en la energía. Con las ventas en baja y más productos importados entrando al país, algunos sectores ya subieron sus precios, mientras que otros prefieren esperar para no perder clientes.
El sector más golpeado es el de la industria electrointensiva, donde las facturas de luz en algunos casos se duplicaron, pasando de $50 millones a $100 millones. Para aliviar el impacto, el Gobierno prorrogó hasta fin de año los descuentos en tarifas eléctricas para las empresas de alto consumo. Aun así, empresarios advierten que la presión sobre los costos es cada vez mayor.
En supermercados y almacenes ya llegaron listas con aumentos: entre el 4% y el 9% en alimentos, limpieza e higiene, y hasta 10% en insumos para panaderías como grasas y margarinas. Sin embargo, algunos comercios planean rechazar estas subas por la caída del consumo. No todos los rubros sienten el mismo efecto: en la industria metalúrgica, por ejemplo, el costo laboral medido en dólares bajó gracias al tipo de cambio, lo que ayuda a mantener los precios.
Los empresarios coinciden en que un dólar inestable genera incertidumbre y puede terminar empujando la inflación. El desafío para la industria será decidir si absorbe parte de estos aumentos o los traslada al público, en un contexto donde cada peso en el bolsillo del consumidor cuenta.
Con un aumento acumulado del 17,3% en el año, Mendoza sigue la tendencia nacional, con un alza en alimentos y vivienda.
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